domingo, 27 de setembro de 2009

I Festa Afrogalaica

[Cartel: Raquel Castro]
Cuando llegas, un nutrido y heterogéneo grupo humano intenta esquivar los balonazos del grupo de enfrente, no menos heterogéneo, en una apasionante y amistosa partida intercultural e intergaláctica de brilé. Senegaleses, gallegos, caboverdianos, cameruneses, brasileiros, nigerianos y alguna que otra pequeña Indú, recién llegada a estas latitudes, corretean de un lado a otro lado de la pista, entre risas y la sensación de descubrir que el otro no es tan extraño como cuentan por ahí o tu propia ignorancia te había hecho imaginar.
Un rato más tarde, tras cenar un sencillo y económico menú elaborado, por y para todos, con el más exquisito de los ingredientes, la ilusión, comienza la fiesta hortera de disfraces. Compartir el fondo de armario del trastero de alguna de nuestras abuelas y madres puede convertirse en una potente arma de conexión masiva, digna de ser inspeccionada y verificada por Naciones Unidas. Algún amigo camerunés nos deja boquiabiertos al transformase en una chica 'Bar Coyote', también un músico tradicional gallego, entradito en carnes, nos muestra como es capaz de ceñirse un tutú de ballet y amenizar la sesión para realizar la foto de familia, tratando de ejecutar el salto del cisne en numerosas ocasiones, sin partirse la cadera en el intento.
Las ganas por conocer, compartir y sentir al otro, como a un igual -haya nacido a catorce quilómetros o a catorce mil de allí- una vez más, han sido más fuertes y poderosas, consiguiendo saltar cualquier valla asesina de superpuestos e infinitos alambres de espino o la terriblemente in-justa-ley de extranjería.
Las personas necesitamos del calor humano de los que nos rodean, pues en cierta medida nos alimentamos de él, al igual que necesitamos sentirnos acompañados cuando nos adentramos en una sociedad y culturas, quizás, bien diferentes a la nuestra. Un@s y otr@s nos enriquecemos en ese intercambio y conseguimos hacer de nuestra pequeña comunidad un lugar común más habitable.
Desde el colectivo mondelivre nos gustaría dejar claro que ninguna persona es i.legal y mucho menos responsable de un sistema judicial que vive de espaldas a lo que la sociedad, que supuestamente dice salvaguardar, le demanda.
Con esta convivencia queremos dar testimonio que aquí nadie sobra y todos somos necesarios para seguir mirando hacia delante, con ganas de seguir creciendo como sociedad con la savia nueva que las gentes provenientes de otras latitudes nos aporta. No nos cansaremos de seguir trabajando y defendiendo un espacio de coexistencia contruido por y para TOD@S.