xoves, 17 de setembro de 2009

In.dependence Day

Le gustaba caminar descalza; solía decir que así, con sus pies, le regalaba cosquillas a la Tierra.
Y aquel día, el del entierro del abuelo Moncho, no iba a ser menos.
Se acercó dedicándole sus últimas cosquillas antes de depositar un pequeño ramillete de xestas en el interior y cerrar la tapa.
Los últimos meses habían sido muy duros para toda la familia, especialmente para ella y Carme, su madre, que junto a Martín, un joven auxiliar de cuidados geriátricos de origen peruano, habían permanecido a su lado acompañándolo en silencio, durante sus días finales en aquel caserío, el mismo que tantas Noche Buenas había alegrado él con su viejo acordeón diatónico.